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“A partir de la decisión del 1º de septiembre de 2009 (Rdo. 31653) la Sala
de Casación Penal no solamente viene admitiendo el conocimiento de los reatos
cometidos por los congresistas en ejercicio de sus atribuciones, los cuales
corresponden a la noción de delitos propios, sino que lo extiende a los
ilícitos comunes con la condición que en estos la conducta esté vinculada con
las funciones del congresista (concierto para delinquir agravado por alianzas
entre paramilitares y congresistas, comprometiendo éstos sus deberes de ser elegidos),
sin importar que el proceder ilícito hubiese iniciado su ejecución con
antelación a la fecha en que asumió el cargo o se hubiere consumado con
posterioridad a la dejación del mismo. Para el efecto le basta con comprobar la
conexión fáctica entre ellas, es decir, que demostrado el nexo material entre
el delito y las atribuciones desempeñadas provoca la prórroga del fuero.
En decisión de 17 de octubre de 2014, en el Radicado No. 37665, esta Sala
de Instrucción No. 3 analizó la posición de la actual Sala de Casación Penal,
en cuanto al entendimiento que viene otorgando a la relación entre la conducta
punible y la función para la concurrencia de la prórroga del fuero
constitucional y en particular en lo que atañe a la competencia en los casos de
separación definitiva del cargo, adoptando un criterio jurisprudencial que
corresponde en líneas generales a los argumentos presentados en el Radicado
31653 ya citado.”
[…]
Este momento
es único en la historia colombiana no solo porque se haya dictado medida de
aseguramiento, contra todo pronóstico, al renombrado político corrupto y
paramilitar Álvaro Uribe Vélez, sino por cómo asumen esta noticia,
particularmente en Colombia siendo un país tan desinformado sobretodo en temas
políticos, los medios de comunicación y en general a nivel popular mostrando, a
diferencia del pasado (hace 10 años), una aparente independencia y rigor
objetivo en el esclarecimiento, por lo menos una percepción menos sesgada o
menos irresponsable en las opiniones e investigaciones. Es la primera vez que
puede verse con un poco más de claridad los hechos y a decir verdad se vuelve
imposible para cualquier medio de comunicación tratar de ocultar o intentar
tergiversar la información, aunque todavía ciertos periodistas siguen
sacrificando su credibilidad e imagen intentándolo, rayando en el absurdo
anacronismo que se estrella contra a una realidad sólidamente comprobada.
La realidad de los hechos es el peso que actualmente sigue sumando, y que sigue aquejando directamente a la población vulnerable y a todos los colombianos, ha sido lo que ha hecho colapsar su
macabra empresa de terror y violencia, es decir, ellos mismos, sus propios actos se convirtieron en su verdugo.
Todo esto sumado a que al día de hoy es más la población que se informa e investiga por sus propios medios, nuevas generaciones que conocemos el pasado, las historias no porque las viviéramos, aunque la sentimos, pero si leemos, las buscamos y encontramos. Ahora estamos viendo con claridad cosas que nuestros padres y abuelos les ocultaban o simplemente les obligaban a callar.
Por lo tanto,
ya no podrán zafarse de la responsabilidad y consecuencias de sus actos como
antes lo hacían, pervirtiendo la interpretación de las leyes y acciones legales
con fines delictivos. Uribe debe responder por sus actos, aunque renuncie.
Sus ya evidentes águilas negras son las que siguen infundiendo terror y eso solo les suma peso a sus responsabilidades y agrava su situación, ¡de la orden de alto al fuego!