jueves, 20 de agosto de 2020

Rdo. 31653

SALA DE CASACIÓN PENAL

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“A partir de la decisión del 1º de septiembre de 2009 (Rdo. 31653) la Sala de Casación Penal no solamente viene admitiendo el conocimiento de los reatos cometidos por los congresistas en ejercicio de sus atribuciones, los cuales corresponden a la noción de delitos propios, sino que lo extiende a los ilícitos comunes con la condición que en estos la conducta esté vinculada con las funciones del congresista (concierto para delinquir agravado por alianzas entre paramilitares y congresistas, comprometiendo éstos sus deberes de ser elegidos), sin importar que el proceder ilícito hubiese iniciado su ejecución con antelación a la fecha en que asumió el cargo o se hubiere consumado con posterioridad a la dejación del mismo. Para el efecto le basta con comprobar la conexión fáctica entre ellas, es decir, que demostrado el nexo material entre el delito y las atribuciones desempeñadas provoca la prórroga del fuero.

En decisión de 17 de octubre de 2014, en el Radicado No. 37665, esta Sala de Instrucción No. 3 analizó la posición de la actual Sala de Casación Penal, en cuanto al entendimiento que viene otorgando a la relación entre la conducta punible y la función para la concurrencia de la prórroga del fuero constitucional y en particular en lo que atañe a la competencia en los casos de separación definitiva del cargo, adoptando un criterio jurisprudencial que corresponde en líneas generales a los argumentos presentados en el Radicado 31653 ya citado.”

[…]

Este momento es único en la historia colombiana no solo porque se haya dictado medida de aseguramiento, contra todo pronóstico, al renombrado político corrupto y paramilitar Álvaro Uribe Vélez, sino por cómo asumen esta noticia, particularmente en Colombia siendo un país tan desinformado sobretodo en temas políticos, los medios de comunicación y en general a nivel popular mostrando, a diferencia del pasado (hace 10 años), una aparente independencia y rigor objetivo en el esclarecimiento, por lo menos una percepción menos sesgada o menos irresponsable en las opiniones e investigaciones. Es la primera vez que puede verse con un poco más de claridad los hechos y a decir verdad se vuelve imposible para cualquier medio de comunicación tratar de ocultar o intentar tergiversar la información, aunque todavía ciertos periodistas siguen sacrificando su credibilidad e imagen intentándolo, rayando en el absurdo anacronismo que se estrella contra a una realidad sólidamente comprobada.  

La realidad de los hechos es el peso que actualmente sigue sumando, y que sigue aquejando directamente a la población vulnerable y a todos los colombianos, ha sido lo que ha hecho colapsar su macabra empresa de terror y violencia, es decir, ellos mismos, sus propios actos se convirtieron en su verdugo.

Todo esto sumado a que al día de hoy es más la población que se informa e investiga por sus propios medios, nuevas generaciones que conocemos el pasado, las historias no porque las viviéramos, aunque la sentimos, pero si leemos, las buscamos y encontramos. Ahora estamos viendo con claridad cosas que nuestros padres y abuelos les ocultaban o simplemente les obligaban a callar.

Por lo tanto, ya no podrán zafarse de la responsabilidad y consecuencias de sus actos como antes lo hacían, pervirtiendo la interpretación de las leyes y acciones legales con fines delictivos. Uribe debe responder por sus actos, aunque renuncie.

Sus ya evidentes águilas negras son las que siguen infundiendo terror y eso solo les suma peso a sus responsabilidades y agrava su situación, ¡de la orden de alto al fuego!

martes, 7 de julio de 2020

"Séptima papeleta"


Imagen de archivo - El Espectador


"Séptima papeleta"


En el gobierno de Colombia sobre todo para este año 2020, quizá por causa de la situación de emergencia que atraviesa el mundo siendo en algunas partes más complicado que en otras principalmente por las políticas internas que asumen cada uno de los países, de forma gradual pero sobretodo de manera contundente se vienen desenmascarando con pruebas auténticas y públicas, pero paradójicamente sin ninguna clase de efectos o procesos de investigación de juicio legal, de cortes o entidades constitucionales especializadas, la naturaleza de un gobierno acomodado por mafias narco paramilitares en la política y completamente posicionadas por medio de una “legalidad fraudulenta” expandida a grandes empresas, narcotráfico, terratenientes ganaderos paramilitares, medios de comunicación y en general tratando de controlar todas las ramas del poder público. Desde esta obvia perspectiva nacen preguntas obligadas como la que hace Gustavo Petro en su columna del 6 de Julio: ¿Que pasa al tener un presidente elegido sobre la base del delito?, o ¿Por qué estas pruebas muy serias presentadas por periodistas no son avaladas legalmente y suficientes para iniciar las acciones judiciales y penales pertinentes?, y si en este caso la fiscalía y la registraduría están implicadas directamente en el fraude de compra de votos y la procuraduría general de la nación, ministerio del interior, contraloría general de la república, la corte suprema de justicia, el consejo de estado, la corte constitucional no pueden hacer nada porque si se muestran interesados en investigar o llevar algún caso legalmente son amenazados o asesinados ¿entonces a que entidad o donde denunciar y llevar a cabo el proceso pertinente para este delito de fraude comprobado en las elecciones presidenciales del 2018 en Colombia, si los que lo deberían hacerlo están impedidos?, ¿se debe convocar meticulosamente una asamblea constituyente en este caso especial para llevar a cabo un proceso de nuevas elecciones transparentes y anular el actual fraude?.
Desafortunadamente es de notar que todas estas facetas del estado envenenadas son justificadas y validadas por cierta parte de la sociedad colombiana provocando una dependencia masiva por miedo y como único camino el sometimiento de la costumbre, la normalización de reglas y situaciones abusivas y represivas incrustadas en el cotidiano, en todos los niveles y clases, en todos los trabajos desde las noticias que escuchamos a diario hasta el mismo lenguaje, sumiéndonos por completo en la conformidad, dejando como resultado nada más que pobreza, violencia, racismo, xenofobia, guerra y desesperanza. De esta manera se da vía libre, es decir, se crea el ambiente perfecto para la llegada de falsos emisarios de mano dura, corazón grande”, politiqueros populistas financiados con dinero sucio y de muerte prometiendo falsas banderas de paz y prosperidad para “arreglar” lo que ellos mismos causaron. 

Imagen tomada de
 “Los protagonistas de la séptima papeleta”
en Universidad del Rosario
Pero una de las cosas interesantes para resaltar de este gobierno en particular es que cada decisión, cada política que expele van dando resultados acelerados mostrándose cada una más desafortunada que la anterior, de esta manera la propia incapacidad pero sobre todo la ineptitud del gobierno Duque/Uribe de llevar a cabo una política integral saludable expone prematuramente la naturaleza completamente intoxicada de un ya mencionado partido político narco paramilitar que se impone una vez más por medio del delito en la presidencia actual y así mismo revelando desbordada e inevitablemente la mayoría de sus nexos corruptos.  

El movimiento ahora es de la sociedad, es decir, la acción del gobierno y las acciones en tal caso del centro democrático y toda la maquinaria corrupta que hace funcionar al país como hasta ahora lo conocemos para consolidar su hegemonía en el “poder”, tiene por naturaleza intrínseca una reacción que en este caso le pertenece al pueblo. Es momento para el movimiento de la sociedad “como unidad” para tomar decisiones y acciones importantes que trasciendan como un fenómeno que cambie la historia de Colombia no solo política sino en todo sentido socio-cultural. Probablemente el afán por retardar este momento de cambio ineludible para una sociedad enfermada deliberadamente mediante la trampa, el abuso y el miedo causa que este mismo se acelere, el auténtico ejemplo de “fenómeno socio-político de conciencia colectiva de decisión” o “movimiento social preceptivo” tan significativo para la historia del mundo como lo que representó la revolución francesa, la revolución mexicana o bueno, para no ir más allá, lo que representó para Colombia el movimiento "séptima papeleta" que promulgó mediante una asamblea constituyente la nueva constitución de 1991. Un momento de nuestra historia que vale la pena recordar en este momento en particular, "Plebiscito por Colombia, voto por una Asamblea Constituyente que reforme la Constitución y determine cambios políticos, sociales y económicos en beneficio del pueblo", esta consigna pregonada en los 90 es, en buena parte, la misma que hoy demanda la sociedad.
Todo esto puede mejorar, pero lo cierto es que todo puede empeorar también, depende de nosotros, depende de la sociedad, del trabajo desde sus propias posibilidades construyendo las alternativas, el cambio, y deconstruyendo conceptos y procederes desde la no conformidad, la acción individual y colectiva reconociendo la responsabilidad que tenemos cada uno en todo esto. Destaco con más vehemencia una frase: “seguiré sembrando rebeldía, hasta que coseche libertad, porque mientras yo tapo mi cara, tú tapas la realidad... ¡soy el puño que se levanta, soy la voz que no se calla, soy el guerrero con quien no contabas”.

martes, 2 de junio de 2020

Desaprender desnormalizamdo


DESNORMALIZANDO


Es importante sentir indignación por los acontecimientos en otras partes del mundo, como el racismo demostrado en E.U., que nos mueve tanto como para hacer cadenas de ayudas por redes sociales, más cuando vemos ahí nuestro propio reflejo. Pero no puede ser más fuerte que como nos toca lo que sucede desde hace años en otras partes del mundo como Irak, Afganistán, Israel, Libia, Siria, Corea del norte, por mencionar algunos, que pasan a la “normalidad de las noticias cotidianas”.
El grito entonces debe ser tan fuerte que llegue a, el aún más oculto, África, con su despiadada mafia de esclavos, trata de blancas y especismo voraz, “negocios” que han prosperado desde hace décadas en la más absoluta complicidad del silencio, o para no ir más allá, nuestra propia Colombia, el olvido de su gente muriendo de hambre, racismo y genocidio contra pueblos indígenas y pueblos afro, como lo que sucede en E.U. pero multiplicado, descaradamente normalizado al público local, “un acontecer diario en este país”, “entonces es normal que estas cosas nos toque porque no es normal que esto suceda”, tenemos razones suficientes para ofendernos y tomar la iniciativa para salir a manifestarnos en este momento, ¿acaso el abuso de autoridad a don Ernesto, el asesinato de Dylan, o la muerte de Anderson Arboleda, por mencionar solo tres casos de miles, no es suficiente?, tal vez porque "en Colombia es normal que esas cosas pasen", sin mencionar la indiferencia cómplice que existe frente a la situación del medio oriente envuelto en escombros y el humo de las bombas, eso también nos afecta inmensamente, pero por alguna razón no entendemos eso y se vuelve “un tema normal allá”.  
Es importante entonces apoyarnos desde la distancia ocupándonos de estos problemas, reconociéndolos y desnormalizando estos sucesos para los ojos de todo el mundo, problemas con las características propias de cada lugar, pero no por eso ajenos y separados, nuestra responsabilidad es atenderlos, porque no pararán, no desaparecerán solos, ni disminuirán al ignorarlos, no son normales y solo se arraigan, se fortalecen, y serán cada vez más difíciles de enfrentar si seguimos indiferentes esperando que otros se ocupen o tomen la iniciativa para confrontarlos.
El desconocimiento y falta de apropiación de nuestra realidad social produce más injusticia, represión, violencia, y corrupción.
Buscar razones en otras partes cuando son las mismas a las nuestras nos recuerda que tenemos más que suficientes para tomar iniciativas y solo aplaza peligrosamente lo inevitable.
Quieren que nos ocultemos detrás del miedo, y la normalidad cómplice y conforme de este, nos sumen en la incertidumbre con un “simulacro autenticado” para controlar lo incontrolable.

¿Eres tú?


De qué manera estos gobiernos autoritarios, desmedidos y criminales pueden pasar al otro extremo, pasar de ser dirigentes políticos a ser oficial y públicamente lo que evidentemente son, delincuentes asesinos juzgados y condenados, y que dar ese paso no signifique ir a una guerra interna entre civiles y gobierno. La indiferencia a la política gubernamental nos ha condenado a seguir reglas injustas, a todas voces represivas y asesinas. Que esas consecuencias se conviertan en razones para seguir apáticos porque "todos son iguales y eso no va a cambiar" solo atiza más el fuego de la perpetuidad de las nuevas dictaduras neoliberales. Pienso que ellos quieren una guerra civil porque creen que tienen todo a su favor para imponerse como autoridad irrefutable de una vez por todas, pero no es así, es nuestra responsabilidad apartarlos del poder sin la violencia, sin miedo y el odio que los caracteriza y solo los alimenta. Hallar la manera eficaz y eficiente ha sido el reto de algunos pocos grandes y a través del tiempo hemos visto resultados que se vuelven utopías para otros. La sensación de represión y pesimismo que nos venden los medios de comunicación a través de noticias falsas, manipuladas y simplemente conducidas a un pensamiento o corriente política, con leyes y decretos absurdos saturados de cinismo, se vuelve más fácil de imponer cuando la población está sumida en la desesperanza y la desinformación.
Tenemos la responsabilidad de hacer acción inmediata para cambiar lo que no nos gusta de un gobierno, una ley o mandato que consideremos injusto, sin embargo, lo extraño es que cada vez más nos alejamos de esa posibilidad cuando permitimos con nuestra indiferencia que sigan sucediendo estos abusos de poder. Podemos simplemente no permitirlo, parece que olvidamos el libre albedrío, la voluntad propia, quienes somos y el poder que tenemos, en este caso, respecto al gobierno y sus dirigentes, entender cuál realmente es su posición jerárquica, somos el pueblo soberano y ellos solo nos sirven porque así lo queremos.
No es buscar perfección, no es estar atenido al gobierno, es buscar justicia, equidad y respeto por la vida, lo básico realmente para evolucionar como “civilización inteligente”.
“El gobierno sirve al pueblo, a la gente, el pueblo no sirve a los gobiernos”.