martes, 2 de junio de 2020

Desaprender desnormalizamdo


DESNORMALIZANDO


Es importante sentir indignación por los acontecimientos en otras partes del mundo, como el racismo demostrado en E.U., que nos mueve tanto como para hacer cadenas de ayudas por redes sociales, más cuando vemos ahí nuestro propio reflejo. Pero no puede ser más fuerte que como nos toca lo que sucede desde hace años en otras partes del mundo como Irak, Afganistán, Israel, Libia, Siria, Corea del norte, por mencionar algunos, que pasan a la “normalidad de las noticias cotidianas”.
El grito entonces debe ser tan fuerte que llegue a, el aún más oculto, África, con su despiadada mafia de esclavos, trata de blancas y especismo voraz, “negocios” que han prosperado desde hace décadas en la más absoluta complicidad del silencio, o para no ir más allá, nuestra propia Colombia, el olvido de su gente muriendo de hambre, racismo y genocidio contra pueblos indígenas y pueblos afro, como lo que sucede en E.U. pero multiplicado, descaradamente normalizado al público local, “un acontecer diario en este país”, “entonces es normal que estas cosas nos toque porque no es normal que esto suceda”, tenemos razones suficientes para ofendernos y tomar la iniciativa para salir a manifestarnos en este momento, ¿acaso el abuso de autoridad a don Ernesto, el asesinato de Dylan, o la muerte de Anderson Arboleda, por mencionar solo tres casos de miles, no es suficiente?, tal vez porque "en Colombia es normal que esas cosas pasen", sin mencionar la indiferencia cómplice que existe frente a la situación del medio oriente envuelto en escombros y el humo de las bombas, eso también nos afecta inmensamente, pero por alguna razón no entendemos eso y se vuelve “un tema normal allá”.  
Es importante entonces apoyarnos desde la distancia ocupándonos de estos problemas, reconociéndolos y desnormalizando estos sucesos para los ojos de todo el mundo, problemas con las características propias de cada lugar, pero no por eso ajenos y separados, nuestra responsabilidad es atenderlos, porque no pararán, no desaparecerán solos, ni disminuirán al ignorarlos, no son normales y solo se arraigan, se fortalecen, y serán cada vez más difíciles de enfrentar si seguimos indiferentes esperando que otros se ocupen o tomen la iniciativa para confrontarlos.
El desconocimiento y falta de apropiación de nuestra realidad social produce más injusticia, represión, violencia, y corrupción.
Buscar razones en otras partes cuando son las mismas a las nuestras nos recuerda que tenemos más que suficientes para tomar iniciativas y solo aplaza peligrosamente lo inevitable.
Quieren que nos ocultemos detrás del miedo, y la normalidad cómplice y conforme de este, nos sumen en la incertidumbre con un “simulacro autenticado” para controlar lo incontrolable.

¿Eres tú?


De qué manera estos gobiernos autoritarios, desmedidos y criminales pueden pasar al otro extremo, pasar de ser dirigentes políticos a ser oficial y públicamente lo que evidentemente son, delincuentes asesinos juzgados y condenados, y que dar ese paso no signifique ir a una guerra interna entre civiles y gobierno. La indiferencia a la política gubernamental nos ha condenado a seguir reglas injustas, a todas voces represivas y asesinas. Que esas consecuencias se conviertan en razones para seguir apáticos porque "todos son iguales y eso no va a cambiar" solo atiza más el fuego de la perpetuidad de las nuevas dictaduras neoliberales. Pienso que ellos quieren una guerra civil porque creen que tienen todo a su favor para imponerse como autoridad irrefutable de una vez por todas, pero no es así, es nuestra responsabilidad apartarlos del poder sin la violencia, sin miedo y el odio que los caracteriza y solo los alimenta. Hallar la manera eficaz y eficiente ha sido el reto de algunos pocos grandes y a través del tiempo hemos visto resultados que se vuelven utopías para otros. La sensación de represión y pesimismo que nos venden los medios de comunicación a través de noticias falsas, manipuladas y simplemente conducidas a un pensamiento o corriente política, con leyes y decretos absurdos saturados de cinismo, se vuelve más fácil de imponer cuando la población está sumida en la desesperanza y la desinformación.
Tenemos la responsabilidad de hacer acción inmediata para cambiar lo que no nos gusta de un gobierno, una ley o mandato que consideremos injusto, sin embargo, lo extraño es que cada vez más nos alejamos de esa posibilidad cuando permitimos con nuestra indiferencia que sigan sucediendo estos abusos de poder. Podemos simplemente no permitirlo, parece que olvidamos el libre albedrío, la voluntad propia, quienes somos y el poder que tenemos, en este caso, respecto al gobierno y sus dirigentes, entender cuál realmente es su posición jerárquica, somos el pueblo soberano y ellos solo nos sirven porque así lo queremos.
No es buscar perfección, no es estar atenido al gobierno, es buscar justicia, equidad y respeto por la vida, lo básico realmente para evolucionar como “civilización inteligente”.
“El gobierno sirve al pueblo, a la gente, el pueblo no sirve a los gobiernos”.